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Foto ó trato

In Ética on 25/06/2012 at 12:14 AM

Anoche en uno de mis garitos preferidos de la ciudad coincidí casualmente con un tipo al que conocía de vista porque era amigo del hermano de un exnovio mío del que hace muchos años que no sé nada. Hasta ahí todo normal. Un encuentro fortuito y la idea «Uy, ¡mira, este!» rondando por tu mente durante unos segundos sin un peso significativo en tu memoria, sin dejarte huella alguna, sin que tu visión o percepción de tu posición en el universo se altere ni lo más mínimo por ese hecho intrascendente. Sigues bailando, pides otra cerveza en la barra, el camarero te pregunta si no prefieres que te sirva dos para aprovechar el viaje, hablas sobre una canción con tus amigos. Es un sábado genial y no hay nada que te inquiete.

Cinco minutos más tarde el individuo, del que ya ni te acordabas, empieza a observarte insistentemente. Te preguntas quién es ese. Recuerdas que es el conocido a quien habías visto antes. Ah, vale. Sus miradas cotillas, sus susurros interrogantes al oído de sus amigos y su achinar de ojos preguntándose «¿Es ella o no lo es?» empiezan a incomodarte pero decides no prestarle la menor atención.

De repente el tipo da tres pasos hacia ti con decisión, saca su iPhone del bolsillo, lo coloca a dos palmos de tu cara y te saca descaradamente, sin intento de disimulo alguno, una foto con flash que te hace quedarte ciega ahí, en mitad del local y rodeada de gente, sintiéndote como una idiota, y te indigna sobremanera. Se gira y se va tan contento y te quedas con la rabia de saber que al día siguiente, si no acaso esa misma noche, aquel exnovio al que ya ni recordabas recibirá una foto de un primer plano en picado de tu careto desencajado del susto mientras un maleducado violenta sin miramiento alguno tu derecho a la privacidad de tu imagen, a que si alguien va a hacerte una foto al menos te pida permiso y te diga qué hará con ella.

Sé que es incontrolable, inevitable, que en esta sociedad de la imagen fácil y la difusión veloz podamos aparecer en fotografías en redes sociales, páginas web y aplicaciones de smartphone cuya existencia desconocemos y donde nuestra propia presencia nos pasa desapercibida debido a que nuestra mirada jamás llegará hasta ellas. Sin embargo hoy me pregunto si, a pesar de ser legal porque la fotografía ha sido realizada en un lugar público, alguien tiene derecho a imponerte esa presencia, si de veras ese uso no autorizado de tu imagen es ético o si transgrede un derecho básico del ser humano como es la privacidad.

Si no me veo, ¿no importa? Porque ellos sí que me ven…

  1. La cerveza de tu vaso debería haber volado hacía ese IPhone antes de que el flash destellara. Y si no tu cerveza la de quien estuviera contigo. Aunque lo correcto es llamar a la policía que exigirá al agresor que elimine la foto (al respecto, hay casos en los que la policía ha intervenido por el “robado” de fotos con móvil en playas). Es indignante y comprendo que te afectara. Pero una vez que ya ha ocurrido lo mejor es olvidarlo…y preocuparse por sobrevivir a estos días de calor, por ejemplo.

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